jueves, 30 de julio de 2015

LECTURA 19 : CONSTRUCCIÓN DE POLÍTICAS EDUCATIVAS INTERCULTURALES EN MÉXICO: DEBATES, TENDENCIAS, PROBLEMAS, DESAFÍOS, COLECCIÓN HORIZONTES EDUCATIVOS, CIUDAD DE MÉXICO: UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.

RESUMEN
CONSTRUCCIÓN DE POLÍTICAS EDUCATIVAS INTERCULTURALES EN MÉXICO: DEBATES, TENDENCIAS, PROBLEMAS, DESAFÍOS, COLECCIÓN HORIZONTES EDUCATIVOS, CIUDAD DE MÉXICO: UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.


La obra de Velasco y Jablonska es un mosaico de posiciones, análisis y propuestas. No es un grupo de trabajo unívoco y con una sola visión; más en conjunto ofrecen una perspectiva general sobre la hechura de políticas, así en plural, sobre la interculturalidad, la diversidad y la educación. 

La relevancia de los trabajos compilados en este libro reside en que muestran las perspectivas hegemónicas, la resistencia de grupos de pueblos originarios en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, así como en pequeños enclaves de las grandes ciudades. Reseñan la historia del indigenismo castellanizador a la interculturalidad más abierta y participativa; analizan la construcción de políticas oficiales y su escaso peso en la práctica educativa dominante; y narran casos que se pudieran denominar de "buenas prácticas", que surgen de actores locales, a veces en asociación con organismos civiles o agencias donadoras internacionales, como la Fundación Ford. 

El orden en que los compiladores pusieron los capítulos, proporcionan ideas acerca de los debates más importantes de la actualidad y las diferentes visiones de la interculturalidad. Como analista de la política educativa, entendida como las luchas por el poder, no como la hechura de las estrategias gubernamentales que algunos llaman políticas públicas, aventuro un juicio. 

En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO, y su pobre ejecución en el ámbito nacional, su adaptación disminuida, burocrática y mediocre desde el ámbito oficial. También relatan los afanes de grupos de pueblos indígenas y asociaciones civiles que resisten la política del Estado y generan proyectos desde abajo que son más pertinentes a sus necesidades y aspiraciones. 

Los autores no abordan el análisis desde la óptica de las contiendas por el poder político, pero sus exámenes exponen que los debates entre lo internacional y lo nacional, así como entre lo nacional y lo local, en el fondo encierran pugnas por el poder o, al menos, por ciertos espacios de poder. Los debates de la educación intercultural, están lejos de ser nada más académicos; como en todo hay intereses, aspiraciones de grupos y personas que se manifiestan en las instituciones del Estado y la conquista de parcelas de influencia y/o de poder. 

En conjunto, aunque a veces con diferentes conceptos, los textos que abordan la educación intercultural muestran dos tendencias contradictorias en lucha constante, una hegemónica y la otra subordinada, pero en actividad intelectual constante, el "interculturalismo crítico", la denomina Saúl Velasco. La tendencia dominante trata de imponer, por medios abiertos o sutiles, una cultura homogénea, mientras las culturas minoritarias luchan porque se reconozca la diversidad cultural. 

Las políticas oficiales de interculturalidad, reconocen los autores, contienen ciertos avances, pero son más sus límites. Incluyen la revaloración de las diferencias y de las lenguas indias, se enmarcan en ciertas ideas de la equidad (que no de la justicia, agrego) mediante "acciones afirmativas". No obstante, esas políticas que buscan la cohesión social desde diversas perspectivas liberales o neoliberales, en el último análisis, se apoyan en la igualdad ante las leyes, el respeto a la legalidad no en la diversidad cultural. En una oración extensa, Saúl Velasco, resume las dos tendencias, la local, que promueven comunidades indígenas e intelectuales afines que define como la posición crítica sobre la interculturalidad: 

Para estas propuestas (las locales) que contrastan enormemente con las iniciativas oficiales, la interculturalidad que promueve el Estado en la educación no sólo es deliberadamente parcial y limitada, sino que engañosa y maniquea, pues no pretende, como declara, lograr una relación equitativa y respetuosa entre culturas, sino mantener la hegemonía de la cultura mayoritaria bajo un discurso envolvente que resulta funcional para el mantenimiento de las relaciones de dominación que prevalecen actualmente y que descalifican y denigran a las otras culturas y les restan posibilidades para mantenerse y para desarrollarse como opciones íntegras importantes para la vida de las personas que han nacido bajo su abrigo (pp. 77–78). 

Esa pudiera ser la tesis central del libro; los autores que abordan la educación intercultural sostienen ese punto, aunque con diferentes palabras, en tramas concretas y de maneras distintas. 

Aunque en una primera revisión, los ensayos de Raúl Calixto Flores y Lucila Parga parecieran fuera de lugar, definen y analizan tendencias y paradojas en la educación ambiental y los debates alrededor de la equidad de género en la educación secundaria. Su inclusión en la antología le agrega valor al asunto de la diversidad y hace a la obra más pródiga. 

Como en todos los productos de investigación, la mayor parte de los ensayos que se presentan en laConstrucción de políticas educativas interculturales en México dejan más dudas que respuestas. Ilustran pasajes de las teorías y las prácticas de la interculturalidad, el bilingüismo y la educación formal. 

El lector nota cierto pesimismo crítico en la mayoría de los autores. No es para menos. La política educativa de las últimas décadas viene de más a menos. La educación intercultural en el nivel básico no es ajena a la colonización que los fieles del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) mantienen sobre su gobierno; el curriculum y ciertas prácticas pedagógicas están encerradas en la "jaula de hierro" burocrática que describió Max Weber. Pero lejos de la racionalidad que ese autor clásico le otorgaba a las instituciones. Las instituciones mexicanas que definen y ejecutan las políticas educativas arrastran rasgos heredados del corporativismo, como el compadrazgo, el patrimonialismo y la corrupción. 

La educación intercultural se enmarca en esas relaciones políticas y sociales. Los defensores de las corrientes críticas, a la cual se adscriben la mayoría de los autores de este libro, tienen que navegar en esas aguas, turbias y llenas de trampas, a veces de verdaderos remolinos. El catálogo de problemas que se pueden derivar de cada uno de los capítulos bien podrían formar una colección de reclamos y exigencias, o trabas y complicaciones. Pero los compiladores los calificaron de retos. 

Las luchas por venir de los defensores de las corrientes críticas y abogados de la interculturalidad liberadora, parecen y son formidables. La tendencia hegemónica tiene tras de sí el poder del Estado, la fuerza de la tradición y la pujanza de una burocracia que cada vez abarca más espacios en la sociedad. En realidad, es complicado prever cómo se puede modificar la relación de poder y promover mudanzas en la correlación de fuerzas. 

Algunos de los autores, a pesar de que sus diagnósticos están cargados de desconfianzas hacia las políticas oficiales acerca de la interculturalidad y la diversidad, reconocen algunos avances en el ámbito jurídico, ciertos programas públicos y acciones educativas. No obstante, en diferentes pasajes arguyen que la respuesta de las comunidades y las organizaciones sociales ofrecerán la solución a los problemas que describen. Esas dificultades se agravan por los efectos de la pobreza, la ignorancia y la globalización (aunque aquí hay posturas contradictorias, ya que las tendencias internacionales se miran más progresistas que las iniciativas nacionales). Además, con una sociedad que no se moviliza, que es apática o que se hartó de la política. 

Sin embargo, los autores, en especial Saúl Velasco, parece que tienen esperanzas en los movimientos reivindicatorios, tal vez más ilusiones que esperanzas dadas las condiciones actuales que ellos mismos examinan. Por ejemplo, en su apología de la experiencia Zapatista y de otros casos de universidad interculturales que surgieron a contracorriente de las políticas oficiales. Ellos fundan su fe en "los de abajo", para usar el título de la célebre novela de Mariano Azuela. Pero aquí surgen interrogantes sobre los cómos y, me pregunto, si esas experiencias podrán sobrevivir más allá de las coyunturas en que surgieron.

NOTA DE CLASE:
  • En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO
  • En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO
  • Los autores no abordan el análisis desde la óptica de las contiendas por el poder político, pero sus exámenes exponen que los debates entre lo internacional y lo nacional, así como entre lo nacional y lo local, en el fondo encierran pugnas por el poder o, al menos, por ciertos espacios de poder.
  • Las políticas oficiales de interculturalidad, reconocen los autores, contienen ciertos avances, pero son más sus límites. Incluyen la revaloración de las diferencias y de las lenguas indias, se enmarcan en ciertas ideas de la equidad (que no de la justicia, agrego) mediante "acciones afirmativas". 
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