jueves, 30 de julio de 2015

LECTURA 20: PROGRAMA ESPECIAL DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL

RESUMEN

PROGRAMA ESPECIAL DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL

Los compromisos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) y en el Programa Sectorial de Educación (PSE) 2013-2018 subrayan el compromiso del Gobierno de la República de elevar la calidad de la educación de los mexicanos para prepararlos mejor como ciudadanos, como personas y como miembros activos de la sociedad.

Para lograrlo se ha impulsado una Reforma Educativa de gran calado que sitúa el interés superior de las niñas y los niños en el núcleo de atención. Un reto sustancial es alcanzar la calidad de los aprendizajes con inclusión y equidad en las oportunidades y los logros. En un país con la diversidad cultural y lingüística de México, este es un desafío formidable.
Uno de los puntos focales para lograr el reto arriba descrito es el establecimiento de una sociedad capaz de mantener relaciones de respeto y equidad entre todos sus miembros. En este contexto, la calidad de la educación no puede establecerse sin considerar elementos como la pertinencia, la equidad, la eficiencia y el humanismo.

La calidad de la educación no puede prescindir de la pertinencia en su sentido más estricto de responder a las características culturales y lingüísticas de la población. Una educación pertinente es aquella que constituye un factor para el desarrollo y el fortalecimiento de la cultura de los grupos sociales; una que parte del respeto a las distintas perspectivas desde las cuales se comprende y explica la vida.

En México existe un abanico muy amplio de culturas —incluidos más de 60 pueblos originarios, descendientes de la población esclava proveniente de África, migrantes de múltiples corrientes y migrantes de retorno—, que reclaman el derecho a una educación que les ofrezca oportunidades de desarrollo y enriquecimiento de su cultura, cosmovisiones, costumbres, tradiciones y conocimientos ancestrales. Puesto que la lengua es el vehículo y soporte de la expresión y el pensamiento, se convierte en el elemento más próximo y sensible para ser considerado en la educación. La educación pertinente debe considerar la lengua materna de los educandos.

La cultura, como factor de la pertinencia, es un elemento poco atendido en el currículo nacional. En la selección de conocimientos que hemos elegido para ser preservados y desarrollados en las escuelas, se ha privilegiado un solo tipo de conocimiento, excluyendo la diversidad de conocimientos locales construidos por los pueblos indígenas.
Esto es un acto de injusticia, debilita la diversidad cultural y hace de la escuela algo ajeno y poco significativo al estudiante y a las comunidades.

Los diferentes pueblos, incluyendo a los indígenas, tienen conocimientos que aportar a la sociedad en general y al mundo, a los cuales enriquecen: con formas diferentes de entender la naturaleza, de relacionarse con ella sobre bases de respeto; con propuestas de desarrollo tecnológico para el manejo de la tierra y la siembra; con otras formas de organización y de impartición de justicia; con diferentes formas de organización del trabajo colectivo, con sus tradiciones culinarias y alimenticias, con su medicina tradicional; con tecnología de textiles, con procedimientos de solución matemática, unidades de medida y esquemas de aproximación al tiempo y el espacio. Todos estos conocimientos son construcciones de grupos sociales que dan respuesta a las preguntas y preocupaciones que se ha planteado a lo largo del tiempo; son soluciones a sus problemas, por lo que no hay conocimientos menores ni mejores que otros.

En una educación intercultural los educandos tendrían que comprender la génesis de los conocimientos y su importancia para el grupo social que los ha desarrollado; valorarlos desde la perspectiva en que fueron construidos y posibilitar un análisis crítico de la cultura propia y de las otras, conllevando un enriquecimiento y un desarrollo de todas las culturas. Así, cultura y lengua se constituyen como elementos cualitativos de la educación. Incorporarlos a ésta es un factor crítico para juzgar su pertinencia y su calidad.

La Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB) fundamenta sus acciones en una definición de educación intercultural que considera el conjunto de procesos pedagógicos que tienen la intención de conducir a la formación de personas capaces de comprender la realidad desde diversas ópticas culturales e intervenir en los procesos de transformación social con respeto y plena conciencia de los beneficios que conlleva la diversidad cultural y lingüística. Pretende la formación de personas que reconozcan su propia identidad cultural como una construcción particular y que, en consecuencia, acepten otras lógicas culturales en un plano de igualdad y respeto, que busquen comprenderlas y que sean capaces de asumir una postura ética y crítica frente a todas ellas. Esta tarea implica el reconocimiento y la dignificación de las culturas originarias, tanto para los pueblos indígenas, como para el resto de la sociedad mexicana. Con ello se busca contribuir, desde el ámbito educativo, a eliminar las graves asimetrías valorativas que se derivan de relaciones de subordinación, discriminación y racismo que tienen una honda raigambre en nuestro país. Transformar estas relaciones y actitudes es una tarea vital para el desarrollo equilibrado de la nación pluricultural a la que pertenecemos.

El carácter transversal de las atribuciones de la CGEIB requiere incorporar en el trabajo de todo el sistema educativo políticas, preocupaciones, perspectivas, conceptos y modelos de atención educativa conducentes al desarrollo intercultural, la equidad y la participación social, frente a la diversidad cultural y lingüística de nuestro país. Esta encomienda se lleva a cabo en el espacio multidimensional complejo del sistema educativo sin eliminar ninguna de las dimensiones de operación, de la estructura orgánica básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las autoridades educativas estatales.

NOTA DE CLASES: 
  • Una dimensión epistemológica que postula que no existe un tipo de conocimiento único y superior a todos los demás. Por el contrario, sostiene que distintas formas de conocimiento deben articularse para conducir a una complementación de saberes, comprensiones y significados del mundo.
  • Una dimensión ética que denuncia y combate los intentos totalizadores en cualquier ámbito social. Como corolario, sustenta el concepto de autonomía como la capacidad de elegir conforme a principios, fines y valores, así como el derecho de ejercitar esa elección con base en las creencias básicas que determinan las razones válidas, los fines elegibles y los valores realizables, los cuales pueden variar de una cultura a otra.
  • Una dimensión lingüística que considera a la lengua como el elemento central de la vida de un pueblo. Sostiene que la lengua es el vehículo fundamental de denominación y transmisión cultural, por lo que es un elemento esencial en la construcción de la identidad de los miembros de un grupo y el desarrollo de su vida sociocultural. Defiende la necesidad de aproximarnos a una realidad lingüística nacional sustentada en un bilingüismo equilibrado y en un multilingüismo eficaz.
  • Intercultural (PEEI) que sirva de guía programática para el trabajo transversal en el ámbito educativo.
  • El PEEI, preparado por la CGEIB, busca contribuir a mejorar la calidad de la educación desde la perspectiva intercultural.

EVIDENCIA: 









LECTURA 19 : CONSTRUCCIÓN DE POLÍTICAS EDUCATIVAS INTERCULTURALES EN MÉXICO: DEBATES, TENDENCIAS, PROBLEMAS, DESAFÍOS, COLECCIÓN HORIZONTES EDUCATIVOS, CIUDAD DE MÉXICO: UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.

RESUMEN
CONSTRUCCIÓN DE POLÍTICAS EDUCATIVAS INTERCULTURALES EN MÉXICO: DEBATES, TENDENCIAS, PROBLEMAS, DESAFÍOS, COLECCIÓN HORIZONTES EDUCATIVOS, CIUDAD DE MÉXICO: UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL.


La obra de Velasco y Jablonska es un mosaico de posiciones, análisis y propuestas. No es un grupo de trabajo unívoco y con una sola visión; más en conjunto ofrecen una perspectiva general sobre la hechura de políticas, así en plural, sobre la interculturalidad, la diversidad y la educación. 

La relevancia de los trabajos compilados en este libro reside en que muestran las perspectivas hegemónicas, la resistencia de grupos de pueblos originarios en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, así como en pequeños enclaves de las grandes ciudades. Reseñan la historia del indigenismo castellanizador a la interculturalidad más abierta y participativa; analizan la construcción de políticas oficiales y su escaso peso en la práctica educativa dominante; y narran casos que se pudieran denominar de "buenas prácticas", que surgen de actores locales, a veces en asociación con organismos civiles o agencias donadoras internacionales, como la Fundación Ford. 

El orden en que los compiladores pusieron los capítulos, proporcionan ideas acerca de los debates más importantes de la actualidad y las diferentes visiones de la interculturalidad. Como analista de la política educativa, entendida como las luchas por el poder, no como la hechura de las estrategias gubernamentales que algunos llaman políticas públicas, aventuro un juicio. 

En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO, y su pobre ejecución en el ámbito nacional, su adaptación disminuida, burocrática y mediocre desde el ámbito oficial. También relatan los afanes de grupos de pueblos indígenas y asociaciones civiles que resisten la política del Estado y generan proyectos desde abajo que son más pertinentes a sus necesidades y aspiraciones. 

Los autores no abordan el análisis desde la óptica de las contiendas por el poder político, pero sus exámenes exponen que los debates entre lo internacional y lo nacional, así como entre lo nacional y lo local, en el fondo encierran pugnas por el poder o, al menos, por ciertos espacios de poder. Los debates de la educación intercultural, están lejos de ser nada más académicos; como en todo hay intereses, aspiraciones de grupos y personas que se manifiestan en las instituciones del Estado y la conquista de parcelas de influencia y/o de poder. 

En conjunto, aunque a veces con diferentes conceptos, los textos que abordan la educación intercultural muestran dos tendencias contradictorias en lucha constante, una hegemónica y la otra subordinada, pero en actividad intelectual constante, el "interculturalismo crítico", la denomina Saúl Velasco. La tendencia dominante trata de imponer, por medios abiertos o sutiles, una cultura homogénea, mientras las culturas minoritarias luchan porque se reconozca la diversidad cultural. 

Las políticas oficiales de interculturalidad, reconocen los autores, contienen ciertos avances, pero son más sus límites. Incluyen la revaloración de las diferencias y de las lenguas indias, se enmarcan en ciertas ideas de la equidad (que no de la justicia, agrego) mediante "acciones afirmativas". No obstante, esas políticas que buscan la cohesión social desde diversas perspectivas liberales o neoliberales, en el último análisis, se apoyan en la igualdad ante las leyes, el respeto a la legalidad no en la diversidad cultural. En una oración extensa, Saúl Velasco, resume las dos tendencias, la local, que promueven comunidades indígenas e intelectuales afines que define como la posición crítica sobre la interculturalidad: 

Para estas propuestas (las locales) que contrastan enormemente con las iniciativas oficiales, la interculturalidad que promueve el Estado en la educación no sólo es deliberadamente parcial y limitada, sino que engañosa y maniquea, pues no pretende, como declara, lograr una relación equitativa y respetuosa entre culturas, sino mantener la hegemonía de la cultura mayoritaria bajo un discurso envolvente que resulta funcional para el mantenimiento de las relaciones de dominación que prevalecen actualmente y que descalifican y denigran a las otras culturas y les restan posibilidades para mantenerse y para desarrollarse como opciones íntegras importantes para la vida de las personas que han nacido bajo su abrigo (pp. 77–78). 

Esa pudiera ser la tesis central del libro; los autores que abordan la educación intercultural sostienen ese punto, aunque con diferentes palabras, en tramas concretas y de maneras distintas. 

Aunque en una primera revisión, los ensayos de Raúl Calixto Flores y Lucila Parga parecieran fuera de lugar, definen y analizan tendencias y paradojas en la educación ambiental y los debates alrededor de la equidad de género en la educación secundaria. Su inclusión en la antología le agrega valor al asunto de la diversidad y hace a la obra más pródiga. 

Como en todos los productos de investigación, la mayor parte de los ensayos que se presentan en laConstrucción de políticas educativas interculturales en México dejan más dudas que respuestas. Ilustran pasajes de las teorías y las prácticas de la interculturalidad, el bilingüismo y la educación formal. 

El lector nota cierto pesimismo crítico en la mayoría de los autores. No es para menos. La política educativa de las últimas décadas viene de más a menos. La educación intercultural en el nivel básico no es ajena a la colonización que los fieles del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) mantienen sobre su gobierno; el curriculum y ciertas prácticas pedagógicas están encerradas en la "jaula de hierro" burocrática que describió Max Weber. Pero lejos de la racionalidad que ese autor clásico le otorgaba a las instituciones. Las instituciones mexicanas que definen y ejecutan las políticas educativas arrastran rasgos heredados del corporativismo, como el compadrazgo, el patrimonialismo y la corrupción. 

La educación intercultural se enmarca en esas relaciones políticas y sociales. Los defensores de las corrientes críticas, a la cual se adscriben la mayoría de los autores de este libro, tienen que navegar en esas aguas, turbias y llenas de trampas, a veces de verdaderos remolinos. El catálogo de problemas que se pueden derivar de cada uno de los capítulos bien podrían formar una colección de reclamos y exigencias, o trabas y complicaciones. Pero los compiladores los calificaron de retos. 

Las luchas por venir de los defensores de las corrientes críticas y abogados de la interculturalidad liberadora, parecen y son formidables. La tendencia hegemónica tiene tras de sí el poder del Estado, la fuerza de la tradición y la pujanza de una burocracia que cada vez abarca más espacios en la sociedad. En realidad, es complicado prever cómo se puede modificar la relación de poder y promover mudanzas en la correlación de fuerzas. 

Algunos de los autores, a pesar de que sus diagnósticos están cargados de desconfianzas hacia las políticas oficiales acerca de la interculturalidad y la diversidad, reconocen algunos avances en el ámbito jurídico, ciertos programas públicos y acciones educativas. No obstante, en diferentes pasajes arguyen que la respuesta de las comunidades y las organizaciones sociales ofrecerán la solución a los problemas que describen. Esas dificultades se agravan por los efectos de la pobreza, la ignorancia y la globalización (aunque aquí hay posturas contradictorias, ya que las tendencias internacionales se miran más progresistas que las iniciativas nacionales). Además, con una sociedad que no se moviliza, que es apática o que se hartó de la política. 

Sin embargo, los autores, en especial Saúl Velasco, parece que tienen esperanzas en los movimientos reivindicatorios, tal vez más ilusiones que esperanzas dadas las condiciones actuales que ellos mismos examinan. Por ejemplo, en su apología de la experiencia Zapatista y de otros casos de universidad interculturales que surgieron a contracorriente de las políticas oficiales. Ellos fundan su fe en "los de abajo", para usar el título de la célebre novela de Mariano Azuela. Pero aquí surgen interrogantes sobre los cómos y, me pregunto, si esas experiencias podrán sobrevivir más allá de las coyunturas en que surgieron.

NOTA DE CLASE:
  • En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO
  • En diferentes capítulos, los autores refieren a las luchas que se dan en la definición y en la práctica de la educación intercultural. Describen ciertas bondades de la visión internacional, adoptada por la UNESCO
  • Los autores no abordan el análisis desde la óptica de las contiendas por el poder político, pero sus exámenes exponen que los debates entre lo internacional y lo nacional, así como entre lo nacional y lo local, en el fondo encierran pugnas por el poder o, al menos, por ciertos espacios de poder.
  • Las políticas oficiales de interculturalidad, reconocen los autores, contienen ciertos avances, pero son más sus límites. Incluyen la revaloración de las diferencias y de las lenguas indias, se enmarcan en ciertas ideas de la equidad (que no de la justicia, agrego) mediante "acciones afirmativas". 
EVIDENCIA:





LECTURA 18: INTERCULTURALIDAD Y EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN MÉXICO

RESUMEN

INTERCULTURALIDAD Y EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN MÉXICO

En México, la interculturalidad constituye un campo aún emergente tanto de la investigación académica como de la planeación política e institucional así como de la intervención pedagógica.

La denominada “educación intercultural”, la pretensión de “intercultura­lizar” tanto el currículum como la praxis escolar en las sociedades occiden­tales, no constituye una mera adaptación a la “multiculturalización de facto” de estas sociedades, ocasionada por los movimientos migratorios (Glazer y Moynihan, 1963). El multiculturalismo forma parte de un proceso más am­plio y profundo de re-definición y re-imaginación del Estado-nación de cuño europeo, así como de las relaciones articuladas entre el Estado y las sociedades contemporáneas.

En los últimos años hemos asistido a un espectacular incremento de los temas relacionados con el carácter multicultural de las sociedades hasta ahora con­sideradas “monoculturales”. Con ésta u otras expresiones equivalentes, han surgido reflexiones e investigaciones por parte de profesionales de diversos campos, pero muy especialmente de las ciencias sociales. Algunos sostienen que este nuevo ámbito de estudio está estrechamente relacionado con el resur­gimiento y la redefinición de las identidades étnicas indígenas, en el contexto del así denominado “postindigenismo” latinoamericano. Otros insisten en que son más bien los nuevos flujos migratorios del Sur hacia el Norte los que han obligado a que se replanteen no pocos aspectos que configuran nuestra vida social y cultural desde ámbitos disciplinares muy diversos: del derecho, la historia, la sociología, la genética, la antropología y la pedagogía.

La diversidad cultural, concebida convencionalmente como el producto de la presencia de minorías étnicas y/o culturales o del establecimiento de nuevas comunidades migrantes en el seno de los “clásicos” Estados-nación de cuño europeo, es estudiada en contextos escolares y extraescolares, en situaciones de dis­criminación que reflejan xenofobia y racismo en las distintas esferas de las sociedades multiculturalizadas.
De esta forma, los nacientes estudios interculturales reflejan el éxito alcan­zado por el multiculturalismo en su estrategia de visualizar y tematizar la diversidad cultural en cualquier ámbito de las sociedades contemporáneas:
El multiculturalismo se entiende mejor como un proyecto político y, como tal, abarca estrategias, instituciones, discursos y prácticas encaminadas a hacer frente a una realidad multicultural (Grillo, 2007: 987).
El multiculturalismo forma parte de un proceso más amplio y profundo de re-definición y re-imaginación del Estado-nación de cuño europeo así como de las relaciones articuladas entre el Estado y la sociedad contemporáneas.
La interpretación multicultural de los problemas educativos denota, por tanto, un fuerte sesgo culturalista, lo cual nos remite a la necesidad de retomar y reformular lo que desde la antropología entendemos por cultura y por identidad.

Indagando en dichas “gramáticas de la diversidad”, entendidas éstas siem­pre de forma contextual y relacional, se evidencia la arriba mencionada homología estructural entre el nacionalismo hegemónico, por una parte, y el multiculturalismo originalmente contestatario, por otra parte. Ambos constituyen respuestas institucionales específicas al desafío del pluralismo, de la diversidad y heterogeneidad etnocultural. Esta homología y similitud estructural entre ambas tradiciones político-ideológicas hace posible que el discurso acerca de la “educación intercultural”, una vez que haya sido institu­cionalizado y academizado, no sólo “migre” del ámbito de las reivindicaciones sociales al de la teorización académica y de la “intervención” pedagógica. Ala vez, la interculturalidad programática se vuelve “exportable” a otros con­textos académicos tanto como educativos a través de redes crecientemente transnacionales (Mateos Cortés, 2009, 2011).

La divergencia cultural muestra que en el momento en que se acoge el “nuevo” discurso se crean variaciones o asimetrías tanto en los contextos como en los sujetos de recepción.

La categoría remite a la “tradición de conocimiento” que guía a los miembros de los grupos: es el trasfondo, la forma de pensar con la que se identifican. El modelo cultural interno da elementos para explicar la forma en que las personas piensan y actúan.

NOTA DE CLASE: 
  • La “educación para la tolerancia” o para el “entendimiento intercultural” constituye el primer intento de ampliar la interculturalización educativa, incluyendo entre sus destinatarios también a los educandos provenientes de la sociedad mayoritaria.
  • La Educación Multicultural ignora elementos tan importantes en las rela­ciones sociales como la posición económica de las minorías en relación con la mayoría blanca, la diferencia de una y otra en el acceso a los recursos y la discriminación que se produce en aspectos tales como el empleo, la vivienda, la educación o las relaciones con la policía según se pertenezca a una u otra población.
  • La divergencia cultural muestra que en el momento en que se acoge el “nuevo” discurso se crean variaciones o asimetrías tanto en los contextos como en los sujetos de recepción.
  • El multiculturalismo forma parte de un proceso más amplio y profundo de re-definición y re-imaginación del Estado-nación de cuño europeo así como de las relaciones articuladas entre el Estado y la sociedad contemporáneas.
EVIDENCIA:




LECTURA 17:EDUCACIÓN PARA UN MÉXICO INTERCULTURAL

RESUMEN
EDUCACIÓN PARA UN MÉXICO INTERCULTURAL

México es el país con mayor población indígena de América. Según el últi­mo Censo Nacional de Población y Vivienda (INEGI, 2011), 6.9 millones de mexicanos de tres años de edad y más hablan una lengua indígena, lo que significa 6.6% de la población nacional. Sin embargo, 15.7 millones (14.86%) se consideran indígenas.


Los indígenas son los que menos acceden a la escuela; la población de seis a catorce años que no asiste a la escuela y no es hablante de lengua indígena re­presenta 4.9% de la población de esta edad. El porcentaje correspondiente entre quienes hablan lengua indígena es de 8.3%. Así, por cada niño no indígena que no asiste a la escuela hay dos niños indígenas (INEGI, 2006).

México no puede definirse, como lo ha hecho a partir de 1992, en función de su diversidad cultural cuando estas enormes desigualdades que nos dibujan un escenario de enorme injusticia en lo que concierne a los pueblos indígenas no va­yan siendo combatidas. Esto es un proyecto de país e implica a todos los sectores y agencias e instituciones de la sociedad. La educación contribuye a ello, y hacerlo significa mejorar la cobertura y la calidad con pertinencia cultural y lingüística de la educación destinada a los pueblos indígenas.

La interculturalidad supone que entre los grupos culturales distintos existen vínculos basados en el respeto y desde planos de igualdad. La intercultu­ralidad no admite asimetrías, es decir, desigualdades entre culturas mediadas por el poder, que benefician a un grupo cultural por encima de otro u otros.

La educación debe contribuir –y puede hacerlo de manera privilegiada– a la cons­trucción de una nación intercultural.


Decíamos que la interculturalidad, como concepto, no admite asimetrías. Asi­metrías hay muchas: económicas, políticas y sociales. Todas ellas deben ser com­batidas, pero como educadores nos corresponde combatir de modo directo las asimetrías propiamente educativas, que también existen.
La educación intercultural con grupos mayoritarios implica combatir la discri­minación y el racismo. Como tal, supone una formación profunda del juicio moral autónomo, para lo cual se requiere que a los alumnos se les brinden múltiples oportunidades para asumir roles de otros diferentes y para reflexionar sobre dile­mas morales cuyo contenido es cultural y discutir su solución teórica en grupo de manera que haya la posibilidad de construir los valores propios en forma social. Estos dilemas proceden del currículo (sobre todo de la historia y la literatura, pero no solamente); de los sucesos locales, nacionales y mundiales contemporáneos, y de los conflictos que ocurren en el aula y en la escuela entre alumnos o entre maestros y alumnos.

La educación intercultural con grupos mayoritarios supone que se asiste a una escuela en la que existe una convivencia basada en el respeto al otro, con base en reglas decididas de común acuerdo. Supone aprender en una escuela en la que los alumnos sienten que pueden expresarse, y que no por ello sufrirán maltrato físico o psicológico ni burlas de sus compañeros. Mejor aún si en esa escuela hay opor­tunidades de convivir con diferentes (en sexo, edad, capacidades, integridad física) y de servir a los que, en aspectos específicos, tienen debilidades identificadas.

Sin duda, el escenario de educación para la interculturalidad que más ha crecido en las últimas décadas a consecuencia de la globalización es el de la realidad mul­ticultural. Aquél se manifiesta cuando una misma escuela atiende niños y niñas procedentes de grupos culturales diversos. Es muy probable que los avances más importantes en relación con la educación intercultural procedan de la necesidad de enfrentar educativamente estas situaciones.

La multiculturalidad es signo de estos tiempos y lo será de modo creciente; así, se convierte en un campo de investigación y experimentación prioritario en nuestros países en el futuro.

NOTA DE CLASES:
  • La interculturalidad supone que entre los grupos culturales distintos existen vínculos basados en el respeto y desde planos de igualdad. La intercultu­ralidad no admite asimetrías, es decir, desigualdades entre culturas mediadas por el poder, que benefician a un grupo cultural por encima de otro u otros.
  • La educación intercultural con grupos mayoritarios implica combatir la discri­minación y el racismo.
  • La educación intercultural con grupos mayoritarios supone que se asiste a una escuela en la que existe una convivencia basada en el respeto al otro, con base en reglas decididas de común acuerdo.
  • La multiculturalidad es signo de estos tiempos y lo será de modo creciente; así, se convierte en un campo de investigación y experimentación prioritario en nuestros países en el futuro.
EVIDENCIA:





LECTURA 16: POLÍTICAS Y FUNDAMENTOS EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE EN MÉXICO.

RESUMEN


POLÍTICAS Y FUNDAMENTOS EDUCACIÓN INTERCULTURAL BILINGÜE EN MÉXICO.

En este contexto, la interculturalidad surge como expresión articuladora del reconocimiento de la diversidad cultural, étnica y lingüística con los procesos históricos de cada región del mundo.

En el caso de México, el proyecto nacional del siglo XX transitó por diferentes políticas sociales que acabaron por imponer un modelo único de nación basado en la idea de una sola lengua y una sola cultura para todos los mexicanos. Estas políticas profundizaron las desigualdades padecidas por los pueblos originarios a lo largo de varios siglos, al imponerles la asimilación, la incorporación y la integración a la vida social del país, en detrimento de sus identidades culturales y lingüísticas propias.

MARCO JURÍDICO-POLÍTICO
La EIB, como derecho y como proyecto estratégico para alcanzar un ideal de país, está contemplada en diversos instrumentos jurídicos y normativos. En este apartado se esbozan algunos de los marcos que legitiman su desarrollo en México, mediante una descripción sucinta de sus principales planteamientos.

· La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce, en su artículo 2°, la composición pluricultural de la nación mexicana “sustentada originalmente en sus pueblos indígenas”.
· El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes es un importante instrumento normativo internacional que reconoce los derechos de los pueblos indígenas.
· La Ley General de Desarrollo Social, de muy reciente creación, tiene por objeto garantizar el ejercicio pleno de los derechos sociales, individuales y colectivos, así como regular los mecanismos de su observancia.
·  Por último, se incluyeron algunos planteamientos de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

MARCO FILOSÓFICO
Es evidente que hoy en día nos movemos en crecientes procesos de pluralidad cultural, étnica y lingüística. México no escapa a esta complejidad y a las circunstancias en que se enmarca a nivel mundial: pobreza estructural, inestabilidad económica, intolerancia, violencia y deterioro ambiental, etc.

La educación intercultural se postula, de esta manera, como uno de los pilares centrales que coadyuvarán para establecer las condiciones idóneas a fin de que el SEN y la sociedad mexicana combatan la exclusión estructural y sistemática, así como la injusticia social.

Por tanto, las sociedades actuales requieren de personas que sepan vivir en comunidad potenciando sus diferencias, impulsando la aceptación de los demás mediante el interés, la valoración, el respeto mutuo y la capacidad para poner en cuestión tanto los hábitos, las ideas y las visiones propias como las ajenas.

MARCO CONCEPTUAL
Para alcanzar las metas de la EIB, descritas en el capítulo II, se plantearon las siguientes herramientas conceptuales que las orientan.

·      Cultura.- Lo cultural está presente en todo momento como origen, condición de posibilidad que actúa de manera decisiva en los comportamientos colectivos e individuales del mundo social que impactan la marcha misma de la historia.
·      Diversidad.- Para entender la diversidad en el contexto mexicano hay que reflexionar sobre la noción que se refiere a la diversidad cultural, étnica y lingüística. Se advierte que la diversidad cultural es la diversidad de realidades, es decir, la variedad de condiciones de existencia de las personas mediante el reconocimiento de los múltiples cruces y contactos entre ellas y, sobre todo, sabedoras de la necesidad de construir lo común como patrimonio de la humanidad.
·      Identidad.- Es la afirmación, reconocimiento y vinculación con la realidad de los sujetos que se constituyen y forman en las distintas culturas. La identidad nos sitúa respecto del otro, al afirmar la singularidad distintiva con base en la que creamos y recreamos un sistema específico de significación, ya sea personal, comunitario o social, adscribiendo así pertenencia étnica y lingüística; posiciona a los sujetos en un intercambio de prácticas culturales en el que actúan, se relacionan y proyectan. La identidad colectiva es entendida, pues, como etnicidad, al dilucidar la relación entre lo propio y lo ajeno, al poner de manifiesto las relaciones de poder entre aquellos que enuncian y aquellos que son enunciados como los otros. Por último, la etnicidad alude al devenir de la relación política e histórica entre las culturas; por tanto, la etnicidad en México abarca no sólo a los pueblos indígenas (considerados como grupos minoritarios por relaciones asimilacionistas e integracionistas) sino a la sociedad “mayoritaria” que es finalmente una confederación de múltiples identidades colectivas.
·      Multiculturalidad.- implica la coexistencia de diversas culturas en un determinado territorio. En su dimensión ético-política, dicho concepto no alude a la relación de respeto y convivencia equitativa entre las diversas culturas, pues los vínculos que se establecen están signados por profundas desigualdades; es decir, relaciones de poder y de dominación que subordinan y discriminan a unas culturas en relación con otras.
·      Interculturalidad.- Se entiende como un proyecto social amplio, una postura filosófica y un funcionamiento cotidiano ante la vida; constituye una alternativa que induce a replantear y reorganizar el orden social, porque insiste en la comunicación justa entre las culturas como figuras del mundo y recalca la importancia.
·      Dimensión epistemológica.- Esta dimensión ha puesto en el centro de la discusión la forma en que se construye el conocimiento en la sociedad occidental. Ha evidenciado el deterioro sufrido por los paradigmas que sostuvieron el conocimiento científico como el único aval de legitimidad y validez para conocer la realidad. Se reconoce que la especialización de los conocimientos ha llevado a su parcelación, provocando tanto un alejamiento de la realidad como una creciente ineficiencia para resolver los problemas que en ella se presentan.
·      Lengua.- Es un elemento formador de la cultura misma, herramienta del pensamiento, vía de comunicación y expresión, así como memoria histórica de ésta.

MARCO PEDAGÓGICO
·      La educación intercultural
La EIB se entiende como el conjunto de procesos pedagógicos intencionados que se orientan a la formación de personas capaces de comprender la realidad desde diversas ópticas culturales y de intervenir en procesos de transformación social que respeten y se beneficien de la diversidad cultural.

• Epistemológico o del conocer
En el plano educativo, este ámbito supone reconocer el carácter relativo de los conocimientos de la cultura propia, comprender conocimientos procedentes de otras tradiciones culturales y sentar las bases para la articulación y/o confrontación de conocimientos de diversas culturas.

• Ético-político o del elegir
Como mencionamos en el marco conceptual, las relaciones interculturales rebasan el conocimiento de diversas culturas y suponen tomar decisiones frente a la diversidad. En su dimensión ética, estas relaciones implican una toma de postura ante las diversas culturas, los pueblos y los individuos que las configuran. Esto, en el plano educativo, requiere de una formación ética.

• Lingüístico o de la comunicación
La cuestión lingüística para la educación intercultural implica varios estadios para el conocimiento, el reconocimiento y la valoración de las lenguas indígenas, y va, como ya mencionamos, es un espectro que va de la sensibilización al bilingüismo o multilingüismo.

NOTA DE CLASES:

  • Lo cultural está presente en todo momento como origen, condición de posibilidad que actúa de manera decisiva en los comportamientos colectivos e individuales del mundo social que impactan la marcha misma de la historia.
  • Se advierte que la diversidad cultural es la diversidad de realidades, es decir, la variedad de condiciones de existencia de las personas mediante el reconocimiento de los múltiples cruces y contactos entre ellas y, sobre todo, sabedoras de la necesidad de construir lo común como patrimonio de la humanidad.
  • Se entiende como un proyecto social amplio, una postura filosófica y un funcionamiento cotidiano ante la vida; constituye una alternativa que induce a replantear y reorganizar el orden social. 
  • La EIB se entiende como el conjunto de procesos pedagógicos intencionados que se orientan a la formación de personas capaces de comprender la realidad desde diversas ópticas culturales y de intervenir en procesos de transformación social que respeten y se beneficien de la diversidad cultural.
EVIDENCIA:









lunes, 20 de julio de 2015

LECTURA 15: EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN MÉXICO ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ SIRVE?

RESUMEN

EDUCACIÓN INTERCULTURAL EN MÉXICO ¿POR QUÉ Y PARA QUIÉN?
La interculturalidad nos remite a la existencia de culturas diferentes y políticamente asimétricas y a la necesidad de establecer un trato más equitativo para los portadores de las culturas no-dominantes.

¿Qué entendemos por cultura? para Eduardo Subirats, la cultura comprende todo lo que es aprendido mediante la comunicación entre los hombres y abarca tanto los lenguajes como las tradiciones, las costumbres y las instituciones. La cultura está relacionada tanto con la intervención humana en la recreación de la naturaleza, como con lo sagrado.

¿Cultura o culturas? La cultura es el sistema de conocimiento a partir de cuyos significados el ser humano tamiza y selecciona su comprensión de la realidad, así como interpreta y regula los hechos y los datos de comportamiento social.

La diversidad (étnica, lingüística, cultural) es un modo de ser de la sociedad humana. La desigualdad, en cambio, es producto de condiciones sociales específicas.

La diversidad cultural no representa en si un peligro para el estado-nación; el peligro consiste más bien en el trato discriminación o represivo de la sociedad dominante contra ciertos grupos o clases sociales.

¿Qué cultura transmite la educación? El multiculturalismo es la característica de los países donde conviven culturas diversas, algunas de las cuales dominan frecuentemente a otras.


La educación bilingüe, es bajo el lema de: ``adaptemos la escuela al indio y no el indio a la escuela``, se mantuvo vigente por veinte años, hasta que este modelo fue cuestionado por los mismos maestros indígenas e intelectuales. La educación indígena, aquella diseñada por el estado mayoritario para facilitar la integración de la población indígena nación ``ocupa un lugar especial en la problemática educativa general del país. La educación pública es considerada un bien en sí misma.

La educación intercultural bilingüe corresponde más bien a un enfoque bilingüe de viejo cuño, que intenta actualizarse apropiándose de una política intercultural para justificar su permanencia y la continuación de su proyecto de absorción de las culturas y lenguajes indígenas a la llamada cultura nacional.

¿Interculturalidad para quién? el control de las instituciones de preservación y producción de conocimientos de una sociedad particular acrecienta la dominación ideológica de las clases en el poder, pues la realidad que las escuelas y otras instituciones culturales seleccionan, preservan y distribuyen no es más que una construcción social particular que sirve a los intereses de algunos individuos o grupos.

La falta de apoyo curricular a las lenguas autóctonas no permite a los niños indígenas el mismo desenvolvimiento académico de los niños de la cultura dominante.


La ley general de educación menciona la conciencia nacional, pero no habla de pluriculturalidad y evita los términos pueblos o culturas étnicas, utiliza en cambio los de grupos indígenas y culturas regionales, descalificando, así su estatuto en tanto pueblos con derechos específicos establecidos en la legislación internacional.